martes, 10 de junio de 2014

Recuerdos del Internado Nacional Barros Arana


Cuando recuerda el Internado son como las dos de la tarde, quiere oír música se acerca a los parlantes de la radio INBA. Ya le dio tres mascadas al sándwich de lechuga con plátano. Se escucha “I am going home” del grupo “Ten Years After”. Le gusta el tema, pero no ve la necesidad de ir más allá de la biblioteca, de las multicanchas y los gimnasios, de la piscina temperada para atravesarla ida y vuelta nadando por debajo del agua, del dormitorio, del cine, de la enfermería, del comedor, del pasto del patio de las palmeras, de la cocina, del pabellón de artes plásticas y manuales, de la peluquería, de la enfermería, de los laboratorios, de la sala de ping pong, de la sala de pool, de los tantos rincones que hay por todos lados de esa gran casa.
Cuando recuerda el Internado siente olor a mantequilla, a pichanga, a discusión acalorada, a poroto, a hueveo, a manzana, a responsabilidad, a marraqueta, a libertad. Es viernes el "gato" Zúñiga lo invita a Buin, van a celebrarle los catorce años, en su casa-negocio. Es la primera vez que dispone de un tocadiscos y escucha “Let It Be” muchas muchas veces, esta maravillado que le dejen hacerlo, ese cumpleaños es una canción que le quedará grabada con alta fidelidad.
Cuando recuerda el Internado, en la noche después que apagan la luz del dormitorio, el Guzmán hace aparecer desde el ropero, un tarro de leche condensada que fue cocida hasta transformarla en manjar, lo esparcen sobre trozos de pan dulce que hizo su madre el domingo, tiene dificultades para quedarse dormido, tiene un sueño dulce que esparce semen en el pijama. De adulto cuando despierte con hambre, hará aparecer una bolsa de manjar desde el refrigerador, volverá al dormitorio, se dará el mismo doble banquete, dormirá como esparcido sobre el cubrecama.
Cuando recuerda el Internado se celebra el día del maestro. El cabezón Vargas canta “Yo soy aquel” de Raphael de España, aquel será el país donde el cabezón criará sus hijos. De imitar a Sandro bailando y cantando “Rosa, Rosa, tan maravillosa…”, se encarga el cochito Vidal, que será un cocinero inimitable. El che Rodríguez canta tocando guitarra “…sueño, sueño, del alma que a veces muere sin florecer…”, es la “Zamba de la Esperanza” de Los Chalchaleros. El elenco culmina con el "cabeza de huevo" Nordenflycht recitando la “Plegaria del Labrador” de Víctor Jara, el "cabeza de huevo" será el primero en fallecer, mejor dicho en ser fallecido (ni remotamente se imagina que este niñito "high class" de Viña de Mar se atreverá en su vida a limpiar como el fuego el cañón de su fusil). Ese día no hay clases. La "madame" Varas no inicia la clase saludando "bonjour mes amis". Ni se encuadernan libros con el "lumbeta Lillo". Ni se lee el pentagrama con don Luuuuuuiiiiiissssss Vilches. Ni se hace la disección del ojo de una vaca, en el laboratorio de Biología con Heriberto Soto. Ni se escucha como aspira el humo de su cigarro al "gato" Cabrera, mientras hace la pausa para dictar la tercera pregunta de la prueba semestral, ¿Cuantas soluciones tiene una ecuación de primer grado y cuantas una de segundo grado?. Ni se apaga la luz y se cierra la cortinas, para ver diapositivas con imágenes de Sarcófagos egipcios, tomadas en el Metropolitan Museum de Nueva York, con las que el profesor de Historia, "fallabelito" Arratia da muestras del uso de tecnología en la sala de clases. Ni tampoco el "chico" Berges sin dar explicación, expulsa de la sala al "turco" Catan, para que este cierre violentamente la puerta, gracias a lo cual en la clase de psicología introduce el concepto "emoción", y delante de todos decirle perdón al "turco" por haberlo discriminado, después de preguntarle que le había pasado. Ni el "loco" Urrutia enfatiza la diferencia entre masa y materia. Ni "pirulo" Ordenes opina que decir Artes Visuales es más amplio que decir Artes Plásticas. Ese día, fue una clase de alegría, de una alegría magistral como si se estuviera inaugurando la adolescencia.
Cuando recuerda el Internado hay elecciones presidenciales. “Con votos no se cambia el mundo”, le dice un rubio quinceañero, con corte de pelo al estilo príncipe valiente, que llevaba el conteo de los puntos de un partido de voleibol en la hoja suelta extraída de un cuaderno, que apoya sobre el diario del Che. En todo caso, su opinión no es influyente ni decisiva, eso mismo quizás será decisivo para que, pasado el tiempo se convierta en un experto cientista político que hace influyentes pronósticos electorales, y llegue a ser Diputado de la República.
Cuando recuerda el Internado, es miércoles se cultiva la apreciación cinematográfica con  entretenimiento, vienen saliendo del cine, exhibieron “El Submarino Amarillo”, el anterior “La Fiesta Inolvidable”, entre los empujones escucha, “esta película habría que haberla visto volado”. En el fondo, no olvidara esa frase, cree, pues con el cine se entretiene y aterriza, y caer en las manos del narcotráfico le aterrorizará, es partidario del autocultivo.
Cuando recuerda el Internado aprende a jugar básquetbol en las canchas de baldosas amarillas y blancas. "No se mira la pelota mientras se botea", le dice un futuro seleccionado nacional y Doctor en educación, mientras se entrena para encestar la pelota en el aro, cada vez a mayor distancia del tablero. Ahora trata de no mirar el teclado mientras escribe, ejercita ejercita ejercita.
Cuando recuerda el Internado, ante la presencia vigilante desde la mesa del profesor, de un estudiante universitario, aprovecha al máximo el silencio de la hora y media de estudio, antes del desayuno y después de la comida, para hacer tareas. Así en los recreos largos de casi dos horas, puede tranquilamente jugar "babi" fútbol, usando como pelota el envase de la pasta para lustrar zapatos; conversar con los que fuman en la cancha de fútbol y tirar piedras para ver quien tiene mayor alcance; esperar a Serrano, el auxiliar que reparte las cartas y las encomiendas; leer el diario y revistas de historietas; ir a las asambleas de presidentes y delegados de curso; dormir en los catres viejos que hay en la cancha de tenis; responder ridículas cartas de amor que “si no fueran ridículas no serían cartas de amor”; tomar Sol en el tercer piso; darse de puñetazos con un colombiano, para que ambos pierdan como en la guerra.
Cuando recuerda el Internado, vienen regresando de haber visto la obra “El Degenéresis” en la sala de teatro de la Universidad de Chile. A la semana siguiente, en la clase de Castellano, el "chato" Clerc pregunta: ¿Qué justifica que el personaje principal haya salido “en pelotas" al final de la obra?. Yo creo es que porque se trata de un guión surrealista”, comenta en la fila del almuerzo el "pelado" Navarrete. Algunos días ve los comentarios de arte que hace, en el canal de televisión Universitario, quien será su profesor de Literatura en la Escuela de Injeniería. Casi todos los días ve, en el canal de televisión nacional, la caricatura animada del Correcaminos (bip-bip) arrancando y burlándose del Coyote, "que se lo quiere comer". A él, lo persigue y “empelota” la burla que cae sobre sí, por proponer la irrealista idea de simular un incendio (anunciándolo con gritos alarmantes), en el concejo de curso que se discute qué broma original hacer, para la celebración de los setenta años de creación del INBA.
Cuando recuerda del Internado han pasado algunos minutos de las once de la noche, tiembla fuerte se despiertan. Un futuro diplomático canta canciones folklóricas del Altiplano Andino. Treinta años después, luego de un terremoto en India, donde cumple funciones diplomáticas, lo entrevistará en vivo y en directo, el programa matinal de televisión chilena, transmite tranquilidad a las familias de los compatriotas que viven en esa parte del mundo. Se mueven y crujen las gruesas murallas y las vigas de pino Oregón. En pocos segundos bajan desde el tercer piso gritando y saltando escalones a oscuras, mostrando una agilidad no vista en clases de Educación Física. Esa noche los dormitorios son las salas de clases: en pijamas y envueltos con frazadas para cubrirse del hielo en la amanecida. Escuchan en la radios portátiles que se trata de un terremoto grado 7,7 en la escala de Richter, seguido de un Tsunami. El derrumbe de casas en lugares, pueblos y ciudades, mezclado con la variedad de orígenes sociales de los cuales provienen, provoca que se mueva la solidaridad inmediata. El Centro de Alumnos, con eficiente caos, organiza la recolección de ayuda para los damnificados.
Cuando recuerda del Internado en el Estadio de la Universidad Técnica del Estado, el "chino" Lozan practica el Salto Alto al nuevo estilo “Fosbory”. Para ganar el campeonato de atletismo de colegios públicos y correr la posta 4x400 metros planos, el "Chino" le facilita sus zapatillas de clavos, tienen la marca de ropa deportiva que está comenzando a conocerse, son las únicas que usará en su corta carrera deportiva. Para estudiar robótica el "chino" Lozan dará un salto alto directo a Suecia.
Cuando recuerda el Internado, iniciales rojas de sus nombres acompañadas del número que los identifica, que llevan bordadas en el bolsillo exterior del lado superior izquierdo, de sus delantales blancos, son las que tatúan en murallas, pilares, asientos, pupitres, baños, estantes y árboles, como una especie de jeroglífico que no tienen nada de imborrable.
Cuando recuerda del Internado, Bobby Fischer y Boris Spasky están jugando a la fría guerra del campeonato mundial de ajedrez. Movidos por un futuro maestro internacional (“a world on 64 squares” será la forma de firmar los últimos correos electrónicos que enviará desde Nueva York, donde morirá viviendo del ajedrez) un grupo grande se obliga a trasnochar en los pasillos del patio Siberia, analizando una de las partidas que el norteamericano gana, jugando con las negras. Otros tantos voluntariamente van a mover sacos de harina, el paro de dueños de camiones tienen bloqueada su distribución. Quedan enteramente blancos y cansados, como las piezas de una partida de ajedrez abandonada.
Cuando recuerda el Internado, le provoca curiosidad la elegancia y delicadeza del presidente del Centro de Alumnos. El brillo y color de sus zapatos combina con la tela de su abrigo y su bufanda. El tono de su discurso político luce como el vestuario que, con mucho orgullo y finura, le confeccionará a la primera mujer que será elegida Presidente de la República, representando un sector político al que, este exitoso diseñador de prestigiosa vestimenta, con tanta convicción se opuso.
Cuando recuerda el Internado, está recorriendo "a dedo" parte del desierto de Atacama, acompañando y acompañado de un futuro poeta y erudito literario. Relee la novela “La semilla en la arena”, las páginas que pasan por sus dedos fueron partes de la historia de Chile, que compaginan mucho con futuras partes de la historia de Chile, cuando se publiquen los primeros poemas de su compañero de viaje y el escriba que los poetas chilenos “son los puntos cardinales de un país más justo y libertario, una nación que la poesía ha ido construyendo en el territorio de la utopía, casi como quién, perdido o insolado en el desierto, opta por inventarse un espejismo”.
Cuando recuerda el Internado, tiene permiso para salir una tarde después de clases, es invierno, está oscuro, hay una neblina espesa. Va caminando por la calle Matucana volviendo de una manifestación política en el teatro Caupolicán, mira hacia atrás y hacia los lados, no se ve más allá de unos pocos metros, sube el cuello y sube el cierre de la parka, junta los codos, cruza los dedos, se encorva encogiéndose hacia delante, cubriendo la cabeza con los hombros levantados, aprieta los dientes, alarga los pasos, lo que más quiere es llegar luego a la entrada y que ojala Plazita el portero, tenga la puerta sin llave. La espesa polarización neblinosa le impide ver un poco más allá de esos días. El flaco Román se introduce en la espesura clara del cálculo infinitesimal y del libro “Obra Gruesa” de Nicanor Parra, el cabezón Saavedra escribe en la pared de la sala “La teoría en el hombre es práctica. Francis Bacon”, el gordito Olivares baja el cuello de su chaquetón negro y comenta que la crianza de chanchos es algo que da plata, el Araneda se frota los dedos de la mano izquierda con los dedos índice y pulgar de la manera derecha, para sacarse el pegamento que se fue secando mientras miraba su maqueta recién terminada, luego limpia y guarda los filos del cuchillo corta cartón, el Candia con las yemas enrolla su incipiente y fina barba, el mono Mendoza recita un poema del libro “España en el Corazón” de Neruda, como un presagio de que habrá golpe de estado.

Cuando recuerda el Internado, instala los audífonos, hace click sobre el archivo “I am going home Of Ten Years After.mp3”. Le sigue gustando el tema. Sigue escribiendo en el computador, recordando cada primer sábado de noviembre, a las 13 horas, cuando en Santo Domingo 3535, portería principal del Internado Nacional Barros Arana, se reúnen los ex-compañeros de curso, compromiso firmado en noviembre de 1973. Y siente que por muy excedidos de peso y exigencias que estén, por muy descolorida y escasa que tengan la cabellera, en parte sigue siendo el imposible adolescente “no he cumplido aún toda mi edad“ y lo que más querría es ir a la ventana hacia emundo, que para él fue el Internado, revivirla y desde allá ver estas mañanas.

Sobre la foto.
(*) Cuarto Año Medio "B" 1973 INBA

Primera fila sentados, de izquierda a derecha: Victor Hugo Araneda Arancibia, Jose Luis Norris Escudero, Miguel Angel Mendoza Rios, Luis Alberto Mendoza Vigon, Luis Haroldo San Martin Contreras, Santiago Traverso Bernaschina, Luis Hernan Poblete Aguirre, Sergio Castro Quiroz, Alfonso Fidel Solovera Castillo, Victor Hugo López Salas.

Segunda fila de pie, de izquierda a derecha: Carlos Enrique Saavedra Aravena, Jorge Luza Kemper, Pablo Lozan Villegas, Alfredo "loco" Urrutia (profesor de Fisica), Luis "pirulo" Ordenes (profesor jefe tercero y cuarto medio y de Artes Plasticas), Jose "pelao" Clerc (profesor de Inglés QEPD) ,Madame Judith Varas (profesora jefe de octavo básico a segundo medio y profesora de Francés) Carlos "chato" Clerc (profesor de Castellano QEPD), Luis Alberto Aguilera Chavez, Boris Octavio Araos San Martin, Jaime "cariño malo" Verges (profesor de Filosofía QEPD).

Tercera fila de pie, de izquierda a derecha: Alejandro Fidel Candia Manriquez, Carlos Aurelio Olivares Kunstman, Jorge Antonio Guzman Tapia, Adziz Selim Rodriguez Musiatte.

Cuarta fila sentados, de izquierda a derecha: Alejandro Roman Rodriguez, Rodrigo Fernando Callejas Covarrubias, Patricio Enrique Galvez Ibacache, Gabriel Muñoz, Mario Tristan Martinez Olivieri, Juan Sebastian Vergara Roman, Francisco José Tapia Hein.

Gira de Estudios (después de 40 años) Noviembre de 2013 en el Valle del Elqui
De pie de izquierda a derecha
 Mono Mendoza, Pateto Galvez, Hepatitis Aranea, Gordito Olivares, Chuleta Perro Guzman, Flaco Tapia, Guagua Poblete
Sentado de izquierda a derecha
Torreja Norris, Caeza´'e martillo Callejas, Muerto Vergara, Indio López, Gato Zuñiga, Flaco Romám, Pelao Navarrete

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